Duarte acrisolado
por Emilia Pereyra el 27/08/17 at 6:33 pm
Habría que dar a conocer mucho más la figura del patricio, difundir su papel en las querellas separatistas y su pensamiento humanista, no solo porque ahora la imagen de Juan Pablo Juan Duarte, padre fundador de la República Dominicana, ha sido cuestionada por un grupo que pide al alcalde de New York, Bill de Blasio, que su estatua sea removida, bajo el argumento de que promovía el racismo contra los haitianos.
Es necesario difundir el ideal y la obra del patriota porque las nuevas generaciones no los conocen suficientemente, a pesar de que cada 26 de enero en la República Dominicana se conmemora su natalicio; pese a que es figura señera de la Independencia Nacional, celebrada cada 27 de febrero en nuestro país y en el exterior.
Antes y después de que se produjera la liberación nacional, en 1844, el joven Duarte de entonces sufrió vejaciones, y su reconocimiento como figura independentista esencial no estuvo al margen de cuestionamientos, al punto de que se optó por la salida salomónica de exaltar a dos separatistas más como padres de la patria. Es decir, se optó por conformar la tríada de patricios que integran Duarte, Matías Ramón Mella y Francisco del Rosario Sánchez.
Si estudiamos la historia de la independencia, nos daremos cuenta de la singularidad de Duarte. Conoceremos su perfil visionario y su disposición y tenacidad para batallar por el ideal de la libertad.
El patricio se centró en promover y liderar la independencia del dominio haitiano impuesto durante 22 años, en que la población de la parte Este de la isla vivía sometida por el régimen de Jean Pierre Boyer, situación que en muchos escenarios no se quiere reconocer en esta época en que las relaciones dominico-haitianas siguen en el centro del debate nacional y de que la disputa separatista fue una realidad, registrada por la historia, que produjo la fundación de la República Dominicana.
A propósito de Duarte y de las ventiscas que pretender vapulear su sólida figura histórica y su legado inestimable, conviene recordar el siguiente texto de José Rafael Lantigua, publicado en su libro “Duarte para jóvenes”:
“En Duarte se cumple un destino insano y malévolo, pero ante los flechazos de heridas profundas e incurables, pudo este mártir sin igual sobreponer un pecho de acero que aunque no pudo detener el morbo del dardo punzante, sí logró retener junto al dolor de las lesiones agraviantes una humanidad inexpugnable que siempre fue puesta al servicio del hombre y de la patria, con un amor que permaneció todo el tiempo haciendo órbita en los corazones de sus conciudadanos”.
Duarte hoy. Duarte siempre. Duarte para el presente y para la historia por su legado innegable.